09 septiembre 2007

I.I. - Página 85 y 86 "El claqueteo de los cascos del caballo cansado y el carro del cartonero"

Don Ubaldo Teodoro Munge Thorn
tenía tanto dinero
como su nombre
permite suponerlo.

(A lo que hayan pensado
agréguenle siete cifras,
y 85 ctvos.
que son los que
acaba de gastar en el subte).

Tenía también
extraños hobbies,
como el que nos concierne:
recorrer los barrios bajos.

Gustaba de relatar
tales excentricidades
en reuniones.
Su vozarrón
su aristocracia gestual
y su pipa
completaban
su poder hipnótico.

Nunca tuvo
talento artístico
pero era
todo un poeta
de la contemplación.

...El eco interno
de las voces del subte
y su voz de chapa,
todo un idioma...
...La tierra
volando de la calle
y pegándose en su
impalpable transpiración,
el abrazo del barrio...
...Las madres gritonas
“¡Salí del charco che!
¡Qué ti va a agarrá
la lepto´pirosi vo!...
...Los ojos sabios
de los perros flacos,
oscuros portales
a la dimensión
de la ternura...
...si hasta se oye
a Alberto Cortez...
...Las amas de casa
sopesando, oliendo, catando
kiwis que no comprarán...
...Un grupito de cinco pibes
tras una pelota pelada
y un grito de gol...

Don Ubaldo era
un tipo inteligente
pero nunca lograría
sentir la desesperanza.

Ese día sus ojos
buscaron el claqueteo
de los cascos de un
caballo cansado,
e intentó una frase
que justifique la existencia
del carro del cartonero.

Pudo apreciar
una figura pintada
en el perfil izquierdo
del carro de madera,
y aún bajo la mugre
adivinó
una obra de arte.

Don Ubaldo detuvo al cartonero:
- Buenos Días- dijo
- Buenos tenga usté- respondió el cartonero, y con el fantasma de la ironía bailoteando en una de las arrugas de su cara curtida, agregó:-...Don.
- Quisiera comprarle el trozo de madera central del perfil izquierdo de su carro; esa pintura.
- ...- dijo el cartonero.
- Es una muy buena obra, ¿quién la hizo?.
Don Ubaldo aplicaba aquello de que los elogios pueden cubrir una parte del precio. Calculó que a 50 ctvos. el kilo de cartón, $500 era un precio razonable.
- Mi hijo, el cuarto, el de diecisiete años. Me salió bueno el mocoso, ¿vio?.
- Le ofrezco $200 por esa pintura.
El cartonero no tuvo valor para regatear (eso era todo un mes de buen laburo), así que dijo:
- Bueno...

Ahora...ese cuadro
comparte espacio
con uno de Quiroz
uno de Molina
y uno de Quinquela Martín
y es el inicio
de las conversaciones
en las tertulias
del Don. ...”
Free Web Counter
Hit Counters ecoestadistica.com