09 septiembre 2007

Una montaña también espera
y así desnudo
espero al Sol.

I.I. - Página 153

“...
- Permítame señorita...deseo hablar con Usted, pero
sin incurrir en
«¿podría decirme la hora?»
y/o «qué lindo día, ¿no?»
- ?¿Cómo dice?¿
- digo que ... ¿cuánto hace que pasó el último colectivo?
...”

I.I. - Página 99

"...Entré al camping. Arreglé la estadía. Y me fui a elegir un promontorio. Desplegué mi equipo y me senté. A mirar.
La luz levitaba a centímetros. Como si temiera recostarse en la rudeza de los yuyos, su dignidad vertical. O como si, conciente de su espeso transcurrir, no quisiese quebrar (ni doblar) la realidad angulosa de la Patagonia.
Una llaga gótica, pensé. Y se me dio por empezar un fuego.
Para pasar la noche.

A medianoche apareció ella. Mi vecina de promontorio. Mate, café, o té. Necesitaba.
Le di café.
- ¿No te queda té?.
- ¿Quedarte?.
- Bueno.
- ¿Me cebo unos amargos?.
- Claro, lo dulce crea sebo.

La ronda transcurrió, de a jaques en sorbos. Cada escaque patagónico tiene 10 kilómetros cuadrados. Eso potenció la percepción de conjunciones astrales favorables (en un centímetro cúbico, una estrella es un negocio redondo). ..."

I.I. - Página 14

“...Usted se preguntará, lector avezado, de donde surge la referencia al país latinoamericano. Con toda malicia, no lo aclaré antes.
El detalle reside en la dirección en que apuntaba el logotipo del folleto, y el número pre-impreso en el centro del mismo. Se trataba del último volumen del Atlas, cuyos pilares, el cristal del escritorio, y la tierra depositada sobre este, formaban un mismo conjunto arquitectónico; en clara señal de que la colección, como la mayoría de ellas, habíase convertido en un ornamento más del culto acervo que sostenía las entrañas de aquella habitación. Mi siguiente pensamiento fue dispensar la circunstancia, ya que si tomamos como premisa que todas, absolutamente todas, las personas son soberanas, la lectura de un Atlas entero equivaldría a la de una Guía Telefónica.
Vuelvo a Usted, lector. Se me ocurre que ahora, con todo derecho, me enrostraría el divagar con mis vericuetos neuronales. Todo tiene su razón (además de ser relativo, y buscar el equilibrio).
Continúo: ¿por qué tomé como premisa que las personas son soberanas?¿por qué no me incluí en la conjugación?. Nueva formulación: “si las personas somos soberanas”. Ante la evidente nulidad en el principio del razonamiento, debía descartarse por completo. Decidí luego ponerme a leer el Atlas de la misma forma en que leería una Guía Telefónica. Razón de búsqueda: Página 1080, último volumen. ...”

28/11/01

Desperté temprano
para ir a almorzar
y al ver lo grande
que me quedaba el pijama
pensé:
“¡¡Oh, Rayos!, invertí la polaridad de mis hechizos!”
Luego, (¿por suerte?)
fui recobrando gradualmente
la conciencia.
.
Prendo un pucho
Transcurro un café
Tres tandas de colectivos
La vista del habano
El reloj
Y su anciano
El otro mira las carreras de caballos
El diario
Y sus uñas
Afuera, un casi terrier
Huele las flores de plástico
Violetas
Implora un cacho de algo
De las matronas
O un cacho de mano
Alguien puso un romántico
.

I.I. - Página 85 y 86 "El claqueteo de los cascos del caballo cansado y el carro del cartonero"

Don Ubaldo Teodoro Munge Thorn
tenía tanto dinero
como su nombre
permite suponerlo.

(A lo que hayan pensado
agréguenle siete cifras,
y 85 ctvos.
que son los que
acaba de gastar en el subte).

Tenía también
extraños hobbies,
como el que nos concierne:
recorrer los barrios bajos.

Gustaba de relatar
tales excentricidades
en reuniones.
Su vozarrón
su aristocracia gestual
y su pipa
completaban
su poder hipnótico.

Nunca tuvo
talento artístico
pero era
todo un poeta
de la contemplación.

...El eco interno
de las voces del subte
y su voz de chapa,
todo un idioma...
...La tierra
volando de la calle
y pegándose en su
impalpable transpiración,
el abrazo del barrio...
...Las madres gritonas
“¡Salí del charco che!
¡Qué ti va a agarrá
la lepto´pirosi vo!...
...Los ojos sabios
de los perros flacos,
oscuros portales
a la dimensión
de la ternura...
...si hasta se oye
a Alberto Cortez...
...Las amas de casa
sopesando, oliendo, catando
kiwis que no comprarán...
...Un grupito de cinco pibes
tras una pelota pelada
y un grito de gol...

Don Ubaldo era
un tipo inteligente
pero nunca lograría
sentir la desesperanza.

Ese día sus ojos
buscaron el claqueteo
de los cascos de un
caballo cansado,
e intentó una frase
que justifique la existencia
del carro del cartonero.

Pudo apreciar
una figura pintada
en el perfil izquierdo
del carro de madera,
y aún bajo la mugre
adivinó
una obra de arte.

Don Ubaldo detuvo al cartonero:
- Buenos Días- dijo
- Buenos tenga usté- respondió el cartonero, y con el fantasma de la ironía bailoteando en una de las arrugas de su cara curtida, agregó:-...Don.
- Quisiera comprarle el trozo de madera central del perfil izquierdo de su carro; esa pintura.
- ...- dijo el cartonero.
- Es una muy buena obra, ¿quién la hizo?.
Don Ubaldo aplicaba aquello de que los elogios pueden cubrir una parte del precio. Calculó que a 50 ctvos. el kilo de cartón, $500 era un precio razonable.
- Mi hijo, el cuarto, el de diecisiete años. Me salió bueno el mocoso, ¿vio?.
- Le ofrezco $200 por esa pintura.
El cartonero no tuvo valor para regatear (eso era todo un mes de buen laburo), así que dijo:
- Bueno...

Ahora...ese cuadro
comparte espacio
con uno de Quiroz
uno de Molina
y uno de Quinquela Martín
y es el inicio
de las conversaciones
en las tertulias
del Don. ...”
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