25 agosto 2006

Este es el momento en que yo necesito
que vos te ficciones que necesitás este momento.
Entre ambos momentos
-en las dos puntas del fraude-
algo vive.
Y se caga de risa de sus padres.

I.I. - Página 186

“Parado en la cabecera del cajón,
se olvidó de su discapacidad oratoria.
La otra gente nunca estuvo
y él habló siempre solo, siempre en ese momento.
Ella estaba pálida, lógico.
Y él, él tampoco estaba.

Pongámosle que en la cámara mortuoria
sólo existió este eco:
«...Fue hecha para mí,
y me convenció de la inversa.
Ahora estoy hecho para nada.
...Ustedes presencian
la extinción de un planeta
de un sistema solar...».

Y pongámosle que se me ocurre darte un consejo, lector
«Nunca te enamores de una asmática.
Se va a morir antes que vos...
Y no querrás sentir el peso de una galaxia callada,
¿no?»..."

24 agosto 2006

I.I. - Prólogo

"...Necesito reírme. Y mucho.
(este mucho va en el medio)
Es decir...
No necesito reírme mucho,
necesito mucho reírme. ..."
puede
puede ser
también puede ser
también eso puede ser
y también eso puede ser
y también eso puede ser que
y también eso puede ser que sea
y también eso puede ser que sea, quizás
y también eso puede ser que sea, quizás sea
y también eso puede ser que sea, y quizás sea
lo que estés pensando
olvídalo

I.I. - Página 67

“...En las penumbras eléctricas del borde del día, se oyó un pensamiento:
-¿Reiniciar el proceso...el bálsamo a tanta tumba seguida?
Un pensamiento que, seguramente, provenía de aquella charla con ella, aquella noche en el Viaducto.
En el cenit de mis especulaciones, la misma nube de aquellas causas volvió a pixelarse, en un contrasentido a las leyes del caos. Para calmar las aguas de mi status quo lógico, aquel cúmulo de tóxicos suspiros, devino en formas no previstas.
Sus largas uñas coronaban los largos y flacos dedos de las largas y flacas ambas manos arrugadas.
Con un soberano movimiento, decretó la derecha:
- El deseo ya no te resiste.
Tu nueva motivación se llamará...
Algo se deglutió la izquierda. Y quedé parapetado, parpadeando con mi ojo de cursor.
El Señor (o Señora) de los Nudillos de Tótem era hábil.
Acababa de someterme a la duda.

Grande fue la sospecha, grande la desazón.
Ni siquiera ella era de verdad. Ni siquiera aquella, ni esa, ni su idea de que lo cíclico era el palo atravesado en los rayos de la rueda, con que el registro catastral divide al Cementerio.
¿Con qué autoridad revestiría «tuve nombres que marchitaron» ante quien digita las estaciones?...”

Fumeteada antes de la Número 3 - ¿De esto se trata?:

En la última inhalación un agujero para adentro. El vacío que se mete. Algo entre el intestino y la garganta que se chupa el aire que uno chupa no sé de donde.

Un agujero por estallar. El corazón parece detenerse, parece no poder aguantar. Y todo dura menos. Y todo parece terminar.

Y esperar la próxima inhalación sabiendo que eso sigue ahí. La siguiente es más atenuada. Pero sigue ahí, amenazante.

Y no hay teléfono que te salve, ni nadie que quieras ver.

Al rato deja de ser.

No se desató del todo. La próxima será más voraz. Y quizás mi aire no alcance.

Ahora soy la bestia que respira.

Compuerta

Dícese del para ser feliz, para mí.
Computadora y Huerta.
Nada más.

Cabeza y estómago felices.
Mis dos grandes usinas.
Mi para yo feliz.
Una isla de luz
en medio de la nada.
Una ventana en la noche.
Un hueco en otro hueco.
Y yo adentro
afuera del resto.
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