04 febrero 2008

I.I. - Página 1

“Yo.
...”

I.I. - Página 14

Timbre. Ivana, la del séptimo.
-Te estuve llamando por teléfono, pero no sonabas muy lúcido.
Eran las cinco de la mañana, pero el violeta de sus ojeras y una agitación en su ritmo de pestañeo no presagiaban insomnio.
Conviene que haga aquí un paréntesis sobre Ivana. Nos conocíamos hacía cinco meses, por coincidir en el ascensor. Dado que vivo en el quinto piso, y a razón de 120 encuentros anuales promedio, podría decirse que llevábamos compartidos unos 250 pisos. Unos 250 pisos de hablar, por hacer otra cosa, mientras pasaban los números pintados en la pared. Y, sin embargo, llegamos a tenernos confianza. Una confianza enrejada, y no exenta de tironeos.
La decisión de separarse de la pareja con la cual convivía la había depositado en mi edificio (a fuerza de absorber almas centrífugas, las paredes del mismo se habían impregnado, por ósmosis, de un aura de nihilismo). La libertad sobreviniente a su separación la había concientizado de la necesidad de sustentarse económicamente. Un humilde cargo administrativo en el municipio y la peluquería a domicilio contribuían a costear su “dos ambientes”.
Ella también pudo conocer datos de mí. Ahora, a la distancia, comprendo que fue mi afición a la novela policial lo que la corporizó aquella madrugada, esperando quizás, alguna quijotesca reacción de mi parte.
-Sí...tampoco vos te ves bien –le dije. En mi edificio la diplomacia es mala educación, sobretodo en los pasillos. Acallado el picaporte, y con ella adentro, le pregunté, mirando aquel doble ocaso verde clavado en su entrecejo:
-¿Qué te pasa?
..."

I.I. - Página 127

“...
- En estas fiestas sólo falta que pongan el cartel de Applause.
- Calzate los patines
Vamos a bailar Tango
En la Terraza.
Me molestó su silencio. Le hablé de mi ciudad.
- ...en ella, existe un día del pijama.
Ese día, todo mundo
viste pijama
y todo mundo
sale fuera.
...”

I.I. - Página 99

"...Resopló su acento de lata el Citroën. Paramos en la sombra de una estación de Las Plumas. Justo cuando le untaba mayonesa a la segunda tapa de miga de mi sándwich de jamón crudo, nos sorprendió un chico golpeando la ventana. Levantó una mano y nos mostró una bolsita:
- ¿Flechitas por dos pesos?
Ella le pidió la bolsita y desparramó su contenido sobre la guantera. Unas cuarenta y ocho mini-puntas-de-flecha entre la calcomanía de La Renga y una etiqueta de The Breeder´s Choice que se había adherido al panel (los Citroën transpiran por la cuerina). Para elegir.
- ¿Las encontraste por ahí? -interrumpí.
- No, las hace mi papá.
Con esa honestidad, no llegaría a entrepeneur turístico. Compramos dos por tres pesos y un sándwich.

Dentro de la estación, estaba Penélope Cruz en la T.V.. Antes de que pudiera devolverle la mirada, alguien cambió de canal. Una Salamandra de metro y medio en un rincón, dos mesas de fórmica en el otro y, enfrente, el expendedor. Y su control remoto. Me puse un cigarrillo en los labios y me acerqué a pedirle fuego (mis fósforos-carterita se habían humedecido abajo del asiento del auto). Me convidó de su Zippo.
Por saber si en algo podía caerme bien este barriga, le pregunté:
- ¿Conoce Choique Quitrá?
- ¿Choique qué?
- Quitrá. Yendo para Tecka.
- Nunca lo oí nombrar.
- ¿Conoce la región?. Está a unos trescientos kilómetros.
- Nací acá. Ese lugar no existe.
- Ah, entiendo. Cóbreme esto - y apoyé una revista de crucigramas y acertijos, y un bleester de aspirinas.

Afuera estaba sentado el chico de las flechitas, admirando el billete de dos pesos. Ella seguía sentada a la sombra. Colocamos de nuevo los asientos dentro del coche.
- Mirá, acá dice que a nuestro sistema solar le quedan cinco mil millones de años - me dijo y se dijo, preocupada, leyendo la revista.
- Y algunos siguen naciendo.
Le di al contacto y arrancamos el tramo final. ..."

Palabras raras y que siempre pronuncio mal

menjunje (para mí siempre es mejunje)
telgopor (nunca sé si es tergopol)
dentífrico (a mí siempre me sale dentrífico)
pantomima (pantominas es como yo la veo)
intervalo (yo la prefiero esdrújula)

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Rito Indio

Vacía a chorro tendido, Suprema Vejiga
tu húmedo humor, protocolo de la Eterna Ausencia
escupiéndole suspenso al caldo de la urgencia
hermana lágrima, nuestra sequía mitiga.

Borra toda tonta tinta, hija de la fatiga
en la antesala de la salida de emergencia
guiándote por la esporádica ida fluorescencia
riega cada tanto a su guardiana, nuestra ortiga.

Déjame ser egoísta, quisiera pedirte
de tu caído barril las dos últimas gotas
y que su ácido dibuje la adecuada mella.

Una en mi mejilla pon, cuando ya no pueda huirte
a manera de estampilla para las marmotas
y en una ventana pon la otra, al azar, para Ella.

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Haiku -el que sigue al último-

(al final, con un
orgasmo de galaxias
será lo mismo)

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I.I. - Página 33

"...
«Renuncio a ser el blanco
de tus miserias.
De ninguna manera
seré personaje tuyo,
tu criatura.»
dijo el sujeto.
Así que...
lo maté de un punto.
..."

I.I. - Página 153

“...
¿Sabés qué?. Escuchá...
Desde este momento
y hasta tus cinco vidas posteriores
-lapso que tardarás en encontrar
otro como yo-
te maldigo
a no escuchar una sola palabra más
de mi boca.
...”
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